A fines del XIX, Plateros es el sitio
predilecto para el “flaneo” de los lagartijos. Los lagartijos son la juventud
dorada del porfiriato. Aquellos que en palabras de Heriberto Frías “botan
magistralmente el dinero heredado de los abuelos laboriosos o feudales, allá
sobre los surcos de la hacienda regada con sudor y sangre”. Su deporte favorito
es el “flaneo”, es decir el paseo errático y ocioso, en busca de los placeres
que les ofrece la vida.
Los lagartijos se dedican a piropear a cuanta joven pasa a su vera, desde las grisetas o modistillas que trabajan en los grandes almacenes que visten a las damas más encopetadas de la metrópoli, hasta las nuevas adquisiciones que las madamas de los burdeles de alcurnia acostumbran exhibir en carruajes que atraviesan la avenida Plateros-Profesa-San Francisco.
Los lagartijos se dedican a piropear a cuanta joven pasa a su vera, desde las grisetas o modistillas que trabajan en los grandes almacenes que visten a las damas más encopetadas de la metrópoli, hasta las nuevas adquisiciones que las madamas de los burdeles de alcurnia acostumbran exhibir en carruajes que atraviesan la avenida Plateros-Profesa-San Francisco.
El
Jockey Club es sin duda el cuartel general de lagartijos, pavorreales,
financieros y viejos verdes que se dan cita desde 1881 en este Palacio de los
Azulejos para hacer la siesta, tomar el baño o el aperitivo, jugar boliche,
billar o buscar emociones más fuertes en las apuestas de la baraja, mientras
escancian una botella de Roederer o Veuve Clicquot
FUIMOS A MEXICO A VISITAR LA CASA DE LOS AZULEJOS
EN DONDE FUNCIONABA EL Cafe del Jockey Club
en la foto Ian Reardon con Patricia Evans D'Angelis.
Adornan sus Muros.
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