Ensimismado en sus pensamientos Francisco Merino Fernadez de Cordova, nuestro buen lagartijo,
soñaba con Getty.
¡Ah! tú no has visto cuando se
peina,
sobre sus hombros de rosa reina
caer los rizos en profusión!
Tú no has oído qué alegre canta,
mientras sus brazos y su garganta
de fresca espuma cubre el jabón!
¡Y los domingos!... ¡Con qué alegría
oye en su lecho bullir el día
y hasta las nueve quieta se está!
¡Cuál se acurruca la perezosa,
bajo la colcha de color rosa,
mientras a misa la criada va!
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